Alfaguara ha lanzado una nueva edición de “El espía del Inca”, novela histórica peruana que ha resultado en el best seller narrativo nacional más importante en lo que va del presente siglo. La novela escrita por Rafael Dumett cuenta una historia de espionaje sobre uno de los episodios más dramáticos de la conquista del Perú en el siglo XVI: la captura de Atahualpa por parte de los españoles.

Ya decía Alberto Vergara que “si los peruanos debiéramos leer una sola novela peruana publicada en estas dos últimas décadas sería El espía del Inca”. Y es que el ejercicio narrativo propuesto de Dumett es ambicioso en el mayor sentido de la palabra, logrando salir airoso en una construcción monumental ; que al igual que una catedral está construida en multitud de capas donde se presta atención hasta el más mínimo detalle. El autor nos regala una historia de misterio, complot y aventuras, que además, en estos tiempos de entretenimiento sin más, es una invitación a revisitar la historia del país.

De la misma forma que un quipu con sus cuerdas, “El espía del Inca” es una urdimbre entretejida de tramas, por la cual vemos la captura de Atahualpa y la llegada de los españoles desde los diversos puntos de vista propios de la época: espía de múltiples nombres, su madre, su esposa, Atahualpa, Felipillo, Calcuchima, Cusi Yupanqui, Inti Palla y Usco Huaraca. Es una historia hecha a partir de la investigación, el arduo trabajo y un esfuerzo intelectual propio de la literatura de otra época y cuyo mayor referente moderno se puede encontrar dentro de los libros históricos de Ken Follet pero que se rememora a las construcciones de Balzac y Tolstoi. Además que palabras del propio Dumett se inspira en las novelas de misterio Jhon Le Carré.

La Historia

Atahualpa ha sido capturado por unos enigmáticos barbudos llegados a Cajamarca sobre llamas gigantes, con pieles de metal que impiden que flechas y pedradas los hieran. El mundo se ha puesto de cabeza. Salango, un retirado servidor del imperio, recibe la orden de averiguar quiénes son los forasteros e infiltrarse en Cajamarca para liberar al inca. Es el comienzo clásico de la novela negra: una intriga inicial, un héroe avezado y reflexivo, y una cascada de aventuras por sobrevivir.

En contacto con las tropas de Atahualpa apostadas alrededor de Cajamarca al mando del general Cusi Yupanqui, Salango logra hacerse pasar por el recogedor del inca, un siervo que se encarga de preparar sus vestimentas, asistirle durante el aseo y cortarle el cabello.. Así Salango se inmiscuye en el sitio mismo del cautiverio de Atahualpa, espía a Dunfran Cisco y compañía, traba amistad con el traductor Filipillo y urde un plan para liberar al “único dios de las cuatro direcciones ”.

Las 800 páginas de la novela se sostienen sobre esta intriga. Intriga vana, claro, pues sabemos que Atahualpa fue asesinado sin intento de liberarlo. Aun así, Dumett nos cautiva con la historia. Y, sobre todo, con nuestra historia.

Estamos hablando, en suma, de una obra mayor, de un retrato armonioso y contemporáneo de una época de nuestra historia llena de claroscuros y matices. El Espía del Inca no es solo una de las novelas más importantes que se han escrito recientemente en el país, es sobre todo un clásico instantáneo que todo peruano debería leer por lo menos una vez en su vida .