Fuente: Diario UNO
En el Perú, tener un buen gobierno además de necesidad es un sueño; en nuestra larga y profunda crisis actual es urgencia y emergencia nacional tener, incluso, solo gobierno; autoridades, funcionarios y representantes tenemos de sobra pero no tenemos gobierno. Al desgobierno de Castillo y el congreso le ha sucedido un desgobierno congresal con Dina en el ejecutivo, no tenemos timonel en plena tormenta, somos un barco a la deriva, flotamos, sobrevivimos como un trompo dentro de un círculo vicioso sin fin. Nuestras autoridades, líderes, políticos y partidos están a la casa de beneficios y prebendas en provecho propio, ninguno piensa en el país, están en el gobierno para saciar apetitos personales no para gobernar, para obrar en provecho propio no en beneficio del país.
Gobernar hoy, debería tener como objetivo primordial resolver nuestra grave crisis de gobernabilidad además del cumplimiento de las actividades regulares de gobierno, lamentablemente, ejecutivo y congreso, gobierno y oposición no lo entienden así; quieren quedarse, durar lo más posible, no dejarán sus “negocios”, granjerías, expectativas, compromisos y prerrogativas por gobernar el país. Lamentablemente, nuestro modelo democrático, régimen político y sistema de gobierno constitucionalizados concentran todas las salidas en quienes no quieren salir ni dar salidas a la crisis. Hoy la gobernabilidad, incluso el solo gobernar, es un problema nacional.
Imposible gobernar con una protesta social tan dura, permanente, larga y no comprendida por las autoridades y líderes, poco lograrán, si intentando disminuirlos el gobierno concreta acuerdos con ciertas autoridades locales y regionales para canalizar algunos pedidos y proyectos, la demanda central es que se vayan todos y adelantar las elecciones. La protesta no desea que se queden todos y menos hasta el 2026, no acepta que por sucesión constitucional se legalice una triple traición gubernamental: que los perdedores gobiernen con Dina luego del bufo autogolpe de Castillo, que Boluarte haya asumido el gobierno traicionando la propuesta con la que fue electa y, que desde el gobierno quien protesta sea terruqueado, violentado, despreciado y menospreciado. No habrá posibilidad de gobernar, menos de gobernabilidad con una protesta nacional.
Imposible gobernar un país medianamente paralizado y en proceso de estancamiento económico, las actividades productivas y de servicios, según sus zonas, van sufriendo dicha parálisis; el gobierno mismo a pesar de su “Programa con Punche Perú” no logra activarse a nivel nacional, hay ministerios pasmados, es un gobierno sin puche para gobernar. No entiende que las actuales autoridades regionales y locales, que piden el adelanto de elecciones y renuncia de la presidente han asumido su gestión con este conflicto activo y, con un gobierno bañado de sangre, esas autoridades poco se atreverán a coordinar, ellas han hecho eco del pedido ciudadano que se vayan todos. Políticamente es grosera la reacción congresal de proponer también adelanto de elecciones municipales y regionales junto a las del presidente y congreso. Imposible gobernar cuando los niveles de gobierno han sido convertidos en compartimentos estancos de gobierno.
Imposible gobernar con una comunidad internacional que desde organismos internacionales viene llamando la atención sobre asesinatos y violaciones de derechos humanos en las protestas, si “un gobierno amigo como el de EEUU” pide adelantar elecciones y, si otros gobiernos que debieron ser amigos por el origen de nuestra presidente la desconocen por espuria, terrible para el Perú y terrible por México, que el presidente AMLO, totalmente equivocado, se niegue a ceder al Perú la presidencia Pro Tempore de la Alianza para el Pacífico. Imposible gobernar si la comunidad internacional mira al gobierno peruano con sospecha y preocupación. Ojalá pueda dimensionarse el daño económico que esta mirada internacional ocasiona en Perú que en las últimas décadas se ha integrado al mundo global de manera importante, mediante proyectos, inversiones, exportaciones e importaciones. Si la cadena de pagos nacional está afectada seguramente también ocurre con la internacional.
Imposible gobernar y darle gobernabilidad nacional al Perú si el gobierno que ha optado por militarizar la protesta hoy debe enfrentar denuncias de asesinatos y violaciones de los derechos humanos; hay investigación fiscal y denuncias de organismos de derechos humanos por genocidio, homicidio calificado y lesiones graves contra la Presidente, el premier y los ministros de Defensa y del Interior. Peor todavía, si el premier y el ministro de Defensa, ni que decir la presidente, se lavan las manos y echan directamente la culpa a las FFAA y PNP. Difícil que tengan autoridad ante militares y policías y que estos hoy obedezcan a una autoridad que luego de ordenarlos les niega, responsabiliza y abandona a su suerte. Este gobierno y sus autoridades han traicionado también a su tropa, pronto pasará factura, la cual vendrá aumentada con las absurdas muertes de seis soldados en el rio Ilave en Puno.
Imposible gobernar si los aliados del gobierno empiezan alejarse y dan gestos de no querer confundirse, tomará tiempo el decantamiento y siempre perjudicando la gobernabilidad y la sensación de falta de gobierno. El sólido interés de ejecutivo y congreso, gobierno y oposición de quedarse y no adelantar las elecciones les da tiempo, pero, para desgracia de los peruanos, no les da posibilidad de gobierno. Podrían quedarse hasta el 2026 como desean, pero será a costa del Perú con desangramiento y desbarrancamiento nacional.
Volveré a pecar de ingenuo, sin descartar la renuncia o vacancia presidencial, un verdadero diálogo nacional es viable y factible, difícil pero no imposible, requiere decisiones y actos firmes de gobierno: 1) Identificar y fortalecer a los interlocutores, no es cierto menos válido la versión oficial y oficializada de que no existen, peor todavía la terrible práctica callejera y oficializada de terruquear a quien piensa diferente; 2) Identificar a mediadores nacionales y/o internacionales que ayuden a propiciar el diálogo, insisto que una Misión Permanente de la ONU podría sernos útil junto al Consejo de Iglesias, ANGR, AMPE, Asociación de Universidades; 3) Crear sin destruir los pocos espacios de diálogo nacional que ha costado construir, reactivar y renovar realmente el Acuerdo Nacional sería clave y; 4) Designar nuevo Premier con vocación de diálogo, cuyo programa de gobierno sea adelantar las elecciones y liderar un gobierno de transición. Es preferible apostar por esa posibilidad que aguantar la desgracia nacional de mantener estas autoridades hasta el 2026. Queremos un gobierno con punche para gobernar y dialogar, nos queda, a todos y en todo lado, tragar sapos y culebras si queremos un Perú Mejor.
