Las elecciones generales del 11 de abril del 2021, han despertado el entusiasmo e interés por el sillón de Pizarro de diversos personajes de nuestra vida política, intelectual y empresarial. La crisis promovida por el gobierno y el Congreso, en medio de tanta corrupción y apetito de poder, ha tamizado el terreno para candidaturas de tecnócratas, populistas y aventureros, promoviendo la reaparición de algunos vientres de alquiler, que más de un tránsfuga nos han dejado. Dicen que a rio revuelto, ganancia de pescadores.
En el Perú pareciera que cada 5 años nos formatean el chip electoral y olvidamos todos los desastres de la historia política electoral y sus consecuencias políticas, originadas por los partidos.
La crisis promovida por el gobierno de Alan García y el APRA a fines de los 80 trajo consigo a Mario Vargas Llosa y la maquinaria del FREDEMO, que termino vencida por un profesor de la agraria, cuyo lema era Honradez, Tecnología y Trabajo; la crisis del gobierno de Alberto Fujimori y Cambio 90, trajo con Montesinos la corrupción y crisis en el 2000, consolidando la candidatura de Alejandro Toledo y sus cuatro suyos, que ya sabemos cómo termino; y más recientemente la crisis del gobierno de Ollanta Humala trajo a un tecnócrata como Pedro Pablo Kuczynski, procesado por el caso Odebrecht.
Tecnócratas, sin experiencia política, populistas de derecha e izquierda y políticos procesados o con la justicia tras las espaldas, se postulan en medio de algunos partidos sin vida política interna, sin liderazgos firmes y sin propuestas conocidas, organizaciones políticas que son hoy, el hotel de paso de más de un candidato. Las posibles candidaturas Jorge Forsyth, Daniel Urresti, Hernando de Soto, Fernando Cilloniz y de otros candidatos de afiliación reciente, deberán demostrar de motu propio responsabilidad y afinidad con el partido por el cual han decidido afiliarse libremente, es decir demostrar que llegaron para quedarse. Sus listas congresales deberán también reflejar esa misma intención de construir institucionalidad y de no promover transfuguismos. Restauración Nacional, Podemos Perú, Avanza País y Todos por el Perú, son partidos que buscan consolidarse, pero que al no tener una vida propia más allá de las elecciones, deberán aprovechar esta oportunidad. Quizás este nuevo escenario nos lleve a una nueva partidocracia en el Perú consolidando la democracia interna, promocionando nuevos cuadros políticos o quizás sea otra década perdida para los partidos.
Pueden estos candidatos y sus partidos asegurarnos estabilidad y certidumbre jurídica, concluir las reformas políticas pendientes, apostar por la reforma educativa y de la salud, con transparencia y honestidad. ¿este nuevo escenario nos garantizara un mejor futuro?
