Durante los últimos años, o a lo mejor décadas los sistemas educativos han desarrollado diversas líneas de acción como son la evaluación, la didáctica, el currículo, la gestión, etc. Todo ello en algunos casos de forma articulada y sostenida en el tiempo. Ahora bien, en este contexto de pandemia donde nos toca a todos repensar sobre nuestros sistemas educativos y evaluarlos sinceramente, porque al parecer no han funcionado o no estaban preparados para dicha situación. Planteo algunas preguntas: ¿Qué buscan nuestros sistemas educativos? ¿Qué hemos desarrollado en los sistemas educativos?
La primera pregunta, inevitablemente nos lleva a pensar en el ser humano en su integridad, si este no es el centro del quehacer educativo, entonces si hemos perdido el norte. ¿Es realmente en nuestros sistemas educativos la persona el centro de la educación? Miremos un poco, las políticas educativas en el mundo y en Perú concretamente. Nos hemos centrado en los aprendizajes, las pruebas y rankings, lo cual está muy bien, pero no puede ser el centro del acto educativo, la educación no es mera instrucción, es formación, y con ello abordar todas las dimensiones del ser humano. Ese ser humano que es el mismo hoy, ayer y siempre, que no es construcción social o de las políticas de turno, sino más bien que vive y se realiza en su dimensión social, y es desde ahí donde emana la cultura, no al revés como nos hacen creer algunos.
La segunda pregunta, haciendo un breve análisis, a lo mejor me puedo equivocar, pero percibo que hemos complejizado la educación con nuevos conceptos, programas, enfoques y demás. Creo que hoy más que nunca debemos volver a la simplicidad y abrir la reflexión. ¿Cuál es el nuevo paradigma educativo? ¿No debemos volver a la esencia del acto educativo? Menos burocracia más simplicidad, menos egos más esencia. Volver y poner al centro al ser humano, al niño, adolescente o joven, que no es el futuro sino es el presente.