Gobierno reitera estrategias que han demostrado ser ineficaces

El 21 de enero se ha promulgado la Ley 31113, que “regula, autoriza, asegura y garantiza el uso de oxígeno medicinal” en los establecimientos de salud públicos y privados a nivel nacional. El gobierno ha aprovechado esa ocasión para que el presidente Sagasti y la ministra de Salud inauguren una planta de oxígeno medicinal en Lurín. La ministra de Salud declaró que “tenemos que hacer una adecuada fiscalización y evitar que haya incremento de precios fuera de lo habitual. Eso es un crimen porque todos tenemos amigos, familias y todos estamos expuestos al Covid-19. Por consiguiente, hay que ser muy firmes y denunciar rápidamente esos acaparamientos”. Es decir, mediante una articulada lógica de tres conceptos, “verdadero crimen”, “acaparamientos” y “estar alertas y denunciar”, ha trasladado la responsabilidad de la gestión sanitaria de la pandemia y del oxígeno medicinal desde el gobierno hacia la propia población, así como, a la policía y a los órganos de justicia. No ha precisado, sin embargo, la relación directa que existe entre la escasez y el incremento de precios. Es decir, no se ha referido al nivel de escasez del oxígeno medicinal, y menos aún a las advertencias de las empresas, que han señalado que su capacidad de producción ha sido ya sobrepasada por la demanda. 

Tampoco se ha referido a los motivos de la demora del gobierno en la promulgación de la Ley 31113, que rompe el monopolio del oxígeno medicinal, al introducir dentro del Petitorio Nacional Único de Medicamentos Esenciales (PNUME) al oxígeno medicinal con concentración mayor al 93%. Es decir, al disminuir el grado de concentración de 99% a 93%, se ha permitido que entren más empresas a competir en el mercado, además se ha facilitado la inversión pública. Aunque parezca increíble, ha tomado casi 10 meses romper en modo definitivo el monopolio creado el 2010, por la gestión del ex ministro de Salud Oscar Ugarte. La Ley 31113 también señala que se debe garantizar la autosostenibilidad de las plantas de oxígeno medicinal en cada uno de los establecimientos de salud del país. Además crea el Registro Nacional de Productores y Comercializadores de Oxígeno Medicinal, basado en estrictos estándares de calidad, la transparencia de la información y el seguimiento del stock y consumo, para evitar el desabastecimiento. Como se puede apreciar, se han modernizado las reglas, se ha abierto el mercado para ampliar la oferta y se han precisado las funciones de los agentes económicos y del gobierno. 

En ese contexto, las acciones del Programa Respira Perú –organizado por Conferencia Episcopal Peruana, el Grupo Educativo USIL y la Sociedad Nacional de Industrias, con la finalidad de recaudar dinero para adquirir y distribuir plantas de oxígeno para las poblaciones más necesitadas– podrán incrementar su eficacia y eficiencia. Asimismo, se fortalecerán las acciones que ya realizan la Iglesia, las empresas privadas, los alcaldes y las comunidades, entre otros. Una gran tarea, ante las falencias del gobierno.

La escasez del oxígeno medicinal ha merecido, por lo menos, el gesto de acudir a inaugurar una planta. Sin embargo, la huelga médica, de los profesionales y trabajadores de salud, solo ha merecido un rotundo silencio. Como sabemos, frente al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo existe una carpa que cobija a seis médicos en huelga de hambre, quienes denuncian el “abandono de los centros asistenciales, la incapacidad de gestión y la falta de transparencia en el manejo de los recursos” de EsSalud. También ante el Ministerio de Salud, desde el 13 de enero del 2021 se lleva a cabo una anunciada huelga nacional indefinida, por parte de los servidores del Ministerio de Salud y los gobiernos regionales. Es decir, el Sistema Nacional de Salud se encuentra afectado por los conflictos laborales. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que las huelgas médicas, a diferencia de otros gremios, se realizan con el respeto de las obligaciones éticas ante los pacientes, que requieren atenciones urgentes e inaplazables. En ese sentido, la huelga médica, con la peculiaridad ética ya acotada, es un fenómeno mundial que busca incidir en las decisiones políticas del más alto nivel de gobierno. Además, los médicos han recurrido a la huelga de hambre debido a que una paralización generalizada de actividades afectaría a la población mucho más que las deficiencias de la gestión gubernamental y los estragos de la pandemia. En consecuencia, la huelga debería encontrar solución en el más breve plazo. Sin embargo, los días transcurren y el gobierno parece aprovechar a su favor esa desventaja de los gremios. 

El rebrote de la pandemia durante el 2021 ha cobrado ya vidas de médicos y profesionales de la salud. El gobierno insiste con enfoques y estrategias que han demostrado ser ineficaces. El oxígeno medicinal salva vidas, pero su recomendación y uso apropiado, con fundamentos científicos, solo es posible mediante la intervención de los profesionales médicos y profesionales de la salud. El presidente Sagasti tiene una gran tarea porque debe resolver problemas aplazados en modo irresponsable por el gobierno anterior. También ha impulsado y promulgado la Ley de Presupuesto del 2021, con montos menores para la salud que el ejecutado el año 2020, por ejemplo, excluye la escala salarial de salud, y, además, porque ha mantenido la continuidad de las gestiones del Minsa y EsSalud.