A pocas horas de finalizar el primer mes de 2020, un evento mundial acapara miedos, decepción y algarabía, y el epicentro de la noticia viene desde la Unión Europea (UE) ante la salida eminente de Reino Unido de la comunidad, luego de 46 años de relaciones continuadas. Cuando los países se están alineando hacia un mundo sin fronteras, unos quieren regresar al pasado y experimentar nuevas aventuras, con todo el riesgo que implica estar fuera de la línea, en la otra frontera, en lo invisible.
Si bien un mundo sin fronteras viene perpetuando desigualdad cada vez más marcadas, es evidente que, según Thomas Piketty1, existe más desigualdad en el mundo, cuando los países con mayor producción por habitante tiende a poseer , asimismo, un porcentaje del capital de los demás países y, por consiguiente, a recibir mayor flujo positivo de ingresos del capital procedente de los países cuya producción por habitante es más bajo; lo cierto también es la existencia de una ganancia en la ciencia y tecnología generando mayor conocimiento y abriendo mayores oportunidades para todos; una movilidad social de enormes proporciones, creando megaciudades en desmedro de un campo que muestra desolación y abriendo brechas de una inseguridad alimentaria que pone en riesgo la salud humana; cambios climáticos de mayores magnitudes afectando la pesca y agricultura, destruyendo infraestructura, empeorando la calidad de vida y modificando cambios de comportamiento, tal vez irreversibles, pero nunca como antes; y una gobernabilidad democrática combinada con riesgos de una epidemia sanitaria, ciberataques y ciudadanos globales de reacciones impredecibles.Son los límites de una frontera invisible que se desplaza con tanta rapidez, con temores y reacciones incontrolables, al mismo tiempo.
Hoy, existe una manifestación abierta, una propuesta de crear un nuevo distrito (Morona Cocha) dentro de una urbe tan pequeña como Iquitos que tiene 358 km2, y la experiencia en la creación de los distritos de Belén y San Juan, de eso ya 20 años, generan un gasto en conjunto mayor a los s/.17 millones anuales en gastos de personal y administrativos, y los temas emblemáticos como salubridad, seguridad, oportunidades de empleo e inversiones (de calidad) no guarda relación con una satisfacción de sus poblaciones, de sus vecinos, y cada vez los reclamos se agudizan por los malos e ineficientes servicios públicos que ofertan, y eso ya es una cuestión viral en la provisión de los servicios públicos.
De las 53 municipalidades que tiene el departamento de Loreto, 16 tienen límites fronterizos con tres países en 3,118 kilómetros, siendo Colombia (1,426 km) y Brasil (1,050 km) las de mayor dimensión y todas ellas, con diferentes tonalidades de riesgos y oportunidades; y en mayor proporción el distrito de Yaquerana –Provincia de Requena las que concentran dificultades en sus condiciones de vida, en su salud, educación y en su infraestructura precaria; y un Estado, con sus instituciones, que a pesar del tiempo transcurrido, no supieron controlar sus límites de frontera, su frontera invisible.
En el 2018, se dio (una vez más) el marco legal para promover un proceso de desarrollo de largo aliento, cuyo esquema es el siguiente: LAS POLÍTICAS Y ACCIONES EN LAS AREAS PRIORIZADAS DE LA ZONA DE FRONTERA
