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HACIA LA OTRA ORILLA

HACIA LA OTRA ORILLA

La historia económica y social de Loreto es aleccionador y muy rico en escribir páginas de terror cuando se referían a la explotación de sus recursos naturales, y que marcaron su actual estructura productiva, señalado en ladécada de los años 70 por el escritor amazónico Roger Rumrrill, como un modelo extractivo-mercantil-exportador, al referirse en sus múltiples crónicas documentadas del saqueo salvaje de los recursosnaturales, desde el caucho, madera,peces ornamentales,hastala hoja de coca y todos ellos orientados al mercado exterior que requería en cantidades de estos recursos explotados en un territorio sin control y sin presencia del Estado.

Enlosúltimos 40años, este modelo económico incorporó en su línea de acción la especulación comercial promovida por el lucro y la acumulación de capitalpersonalde aquellosempresauriosque quitaron ingresos a la clase socialmás necesitadasde la manera más vil y salvaje,bajo el argumento queLoreto no se encuentra conectada con la red de carretera nacional, y otras falacias de orden económico para argumentar sus doble y exageradasgananciasde aquellos productos básicos de la canasta deconsumofamiliar.

Este modelo aún persiste, con otro matiz pero siempre siguiendo su misma lógica: superponerse a cualquier otro modelo productivo escalonado e inclusivo, y que en este primer cuarto del siglo XXI todavía no se tiene claro hacia dónde vamos.

Un modelo económico asentado en el siglo XIX, con una matriz productiva extractivo-mercantil-exportador y especulador, difiere bastante con un mercado del siglo XXI, donde las condiciones de producción y de consumo son altamente sofisticadas; de allí que la brecha productiva del territorio, va más allá de su inexistente nivel tecnológico, también de su infraestructura productiva, de sus capacidades humanas y del talento de su mano de obra, como también del equipamiento de sus ciudades, hoy convertidas en un gran centro de informalidad y suburbio, sin unaestela de ciudad modernaydeciudadanosnadacomprometidos conlaprácticade buenas costumbresurbanas, respeto mutuoy cuidado de la salud ambiental.

En esta misma orilla, también se ha fortalecido un modelo de desarrollo rural de lo más absurdo, desigual e inequitativo que profundizó la brecha entre el campo y la ciudad. El despojo de los recursos naturales sin control, la alta vulnerabilidad social de su clase social encuadrado por la prevalencia de enfermedadesanémicasy dedesnutrición crónica,y una mano de obra sin calificación para potenciar el capital natural y llevarlo progresivamente, a un capital comercial.

En este mismo territorio, se encuentra un actor clave: los gobiernos locales, aquella institución pública que tienen funciones claras sobre su actuación en un territorio donde las necesidades básicas insatisfechas son enormes y con conflictos latentes, tienen, pues, limitadas acciones de poder controlar la siempre efervescencia social, cubrir en lo más mínimo las necesidades o necesidades públicas, el control y vigilancia ambiental, su desarrollo urbano ordenado, construir ciudadanía y explotar los recursos humanos para descubrir la riqueza (y no la pobreza) que tienen en su territorio.

En un espacio territorial donde los desequilibrios e inequidades son visibles y se encuentran interactuando debajo de un modelo de desarrollo económico y rural que promueve pobreza en medio de una riqueza natural, es difícil torcer en un solo acto (gobierno) un camino mejor para todos; y en esa misma orilla y con ese caudal, el Estado pretende poner en practica la ejecución de un Plan de Cierre de Brechas (PCB) en 5 años para cambiar el modelo de desarrollo rural y convertirlo, desde su lógica de interpretación de su realidad, en ciudadanos del siglo XXI.

Cómo cerrar brechas con un modelo de intervención en un territorio de profundo desequilibrio, inequidades, dispares y de alta vulnerabilidad? Cómo cerrar brechas en un territorio, donde los gobiernos locales sufren de anemia presupuestal, amnesia de las demandas públicas y débiles para promover gobernabilidady transparenciaen un territorio altamente vulnerable.

Es momento de cruzar hacia la otra orilla. Las actas de compromisos para terminar los conflictos sociales no tienen sentido, perdieron hace bastante tiempo su credibilidad por su incumplimiento y por la implementación de proyectos enfocados desde la iniciativa del Estado. Proponemos cinco acciones claves para delinear esquemas deintervencióncon resultados diferentes: Primero: contrato social para la gobernabilidad; que es sentar las bases de participación social, donde el Estado, las empresas y la sociedad civil se ponen de acuerdo para definir acciones de intervención escalonada.

Un contrato social que contengan cuatro fuerzas: que sea simple, medible, adaptable y temporal(definir tiempos) Segundo: Gobernanza Local; trabajar decididamente en mejorar arreglos institucionales, como fortalecer a los gobiernos locales en su capacidad de ejecución presupuestal, gestión institucional y gestión territorial; como también, en crear organizaciones comunales para la producción con inclusión, vigilancia ambiental y protección y conservación de los recursos.

Cuestiones básicas para construir una paz social en el territorio. Tercero: Realización de acciones piloto; intervenir en aquellos espacios donde el índice de vulnerabilidad y el índice de marginación comparado es notoriamente elevado, porque incluso dentro de ellos mismoexisten disparidadesterritoriales, y cuyo tratamiento debe ser diferenciado. Cuarto: Construcción de la hoja de ruta; pasos y plazos para evaluar los avances de resultados y ajustar aquellos donde la pertinencia sea lo más óptima. La hoja de ruta democrática, construida en base a la interacción ciudadana debe incorporar incentivos no monetarios en cada uno de los eslabones de la intervención, para ir ganando confianza y construir esperanzas reales. Quinto: Mecanismos de monitoreo;para ir pulsando la intervención y tiene que ser poli céntrica, sin que se caiga en el absurdo de la multitud que pueda relentizar ladinámicade trabajo.

Hacia la otra orilla, implica tácitamente, plantear nuevos esquemas de trabajo, de intervención y de interactuación para alcanzar resultados diferentes, con un esquema diferenciado, y ese requiere una buena dosis de confianza de lo planeado y dentro de ella esquematizar estrategias flexibles para adatarse a las condiciones cambiantes de la realidad rural en un terreno donde lasmúltiplesvisiones, desde su inicio, te condiciona, te pone pautas y teexigeretos fuera de otras realidades.

Loreto es una maravilla natural, te exige retos y desafíos constantes, y requiere el concurso de ciudadanos e institucionales de múltiples visiones, para entender y hacer frente a sus múltiples realidades, y esto es un reto de largo aliento. Construir un contrato social para alcanzar una paz social y un modelo de desarrollo económico y rural para pasar hacia la otra orilla, es lo ideal. Sí se puede y es un esfuerzo mancomunado de largo aliento.

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