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EL GRAN RETO ANTE EL EFECTO DEL COVID-19

EL GRAN RETO ANTE EL EFECTO DEL COVID-19

Minería, agricultura e infraestructura para reactivar la economía.

La aparición del coronavirus Covid-19, en diciembre del año pasado en China, ha impactado en gran medida y negativamente a la economía global. Las medidas tomadas en distintas partes del mundo para contener la propagación de la pandemia, ha semiparalizado la economía. La falta de éxito de estas medidas, hace que veamos cada vez con mayor esperanza las investigaciones científicas destinadas a la obtención de la vacuna. La actual crisis es comparable con las grandes crisis económicas de la historia mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la economía mundial tendrá un crecimiento negativo de -3%. China tendrá un crecimiento de 1.2% y Estados Unidos un decrecimiento de -5.9%.  América Latina tendrá una caída de -5.2%, y el Perú de -4.5%. Estas cifras pueden variar dependiendo de la duración de la pandemia y de las medidas que adopten en cada país.

El Perú ha venido gozando de solidez macroeconómica, lo que se refleja en la gestión eficiente de sus cuentas fiscales. Nuestras cifras macroeconómicas pudieron ser mucho mejores, si en los últimos siete años se hubiese mantenido un crecimiento de por lo menos 4% del PBI. Lamentablemente esto no ha sido así, por la deficiente gestión del gobierno anterior y la continuación del actual.  Ante la adversa realidad que estamos experimentando por el Covid-19, el gobierno se ha visto obligado a tomar medidas haciendo uso de los ahorros generados en las últimas dos décadas. Destinó 4% del PBI (30,000 millones de soles) en el programa Reactiva Perú, para rescatar empresas y no romper la cadena de pagos. Adoptó medidas de soporte a las familias como; alivio tributario, liberación de CTS y retiro extraordinario de la AFP, que pueden significar un monto hasta 15,000 millones de soles. Asignó fondos para bonos de soporte a las familias vulnerables y en condición de pobreza, las que suman más de cinco millones de hogares. Viene atendiendo las emergencias del  sector Salud, reorientación de presupuestos en otros ministerios. Estas medidas deben alcanzar otros 4% del PBI. Adicionalmente se ha destinado otros 4% del PBI para las empresas desde pequeñas a grandes en forma de créditos a una baja tasa de interés. Como era de esperar, estas medidas dejan al país en un desbalance económico y ahora tiene que recurrir al endeudamiento externo, se sabe que el gobierno ha colocado los primeros 3,000 millones de dólares en bonos y que se acerca la emisión de más deuda. Preocupa que el uso de importantes cantidades de recursos, no esté logrando los resultados esperados. Entre las causas podemos señalar a la carencia de un buen plan de distribución, la corrupción que sigue enquistado en diferentes niveles de gobierno y de instituciones públicas, así como la falta de castigos severos. Todo esto da a la población un sentimiento de frustración ante una percepción de impunidad.

Al estar funcionando sólo el 44% de nuestra economía, después de nueve semanas de “aislamiento social”, se estima que se ha perdido 8,300 millones de soles por semana, esto significa aproximadamente10% del PBI.  Este escenario hace muy probable el incremento de la pobreza de 7 a 8%, es decir, cerca de millón y medio de peruanos pueden volver a la situación de pobreza, lo cual sería un retroceso inmenso en nuestro desarrollo, después de haber hecho tanto esfuerzo para alejar de esta injusta situación de vida a millones de peruanos.

¿Qué podemos hacer inmediatamente?

Una cosa es desplegar esfuerzos humanos, económicos y financieros para combatir la pandemia, y otra, es adoptar medidas para reactivar nuestra economía. En las actuales circunstancias, ambos aspectos son igualmente importantes. El sentido común obliga al Gobierno y al Congreso, a tomar medidas para reactivar nuestra economía, sin descuidar la lucha contra la propagación de la pandemia. El Perú tiene capacidad de recuperación económica. En estos momentos, la población empieza a valorar la gran contribución de la minería y demás sectores productivos –como la agricultura- al desarrollo de nuestra economía. Sería inentendible no encender los motores de la economía para frenar la estrepitosa caída económica que estamos atravesando. Además de reactivar las actuales operaciones mineras y los proyectos mineros, se debe culminar las grandes irrigaciones paralizadas como Majes Siguas II, Chavimochic III, Alto Piura, entre otros. Se debe, además, concretar obras de infraestructura como carreteras, puertos y aeropuertos.  Contamos con un portafolio de proyectos que tiene estudios muy avanzados y cuentan inclusive, con financiamiento.  Se necesitan decisiones audaces para acelerarlos. No estamos en tiempos normales, se trata de salvar millones de empleos. Por estos días somos testigos de cómo el asistencialismo económico del Estado no sólo está mal ejecutado, sino que, además, es insuficiente.  La única manera de vencer sosteniblemente a la pobreza, es generando trabajo para la población.

El compromiso social de las empresas mineras, está quedando evidenciado en esta pandemia. Voluntariamente vienen desplegando oportunos esfuerzos de apoyo a las comunidades y centros poblados de las áreas de influencia de sus operaciones. Están donando suministros médicos, materiales, herramientas, equipos de desinfección, y hasta en algunos casos, provisión de alimentos. Tenemos en cartera 49 proyectos con distinto nivel de avance en sus distintas etapas de desarrollo, algunos de estos proyectos están paralizados por conflictos sociales. Uno de estos es el proyecto Tía María de la empresa Southern Perú, el cual está paralizado hace muchos años por la oposición de un sector radical de la población del Valle de Tambo en Arequipa. Este proyecto cuprífero debe ejecutarse. No existe un sustento técnico o científico que descalifique al proyecto. Quienes que se oponen, lo hacen por intereses mezquinos o por motivos ideológicos fácilmente rebatibles en el campo de la discusión de las ideas. Un aspecto que se debe tener muy en cuenta es el costo de oportunidad, la economía que generaría para el Valle del río Tambo, para Arequipa y para el país. Cuando no se ejecuta un proyecto que cumple con los estudios ambientales, el principal costo oculto es la eterna demora en la mejora de la calidad de vida de miles de personas que pudieron trabajar directa e indirectamente en la operación minera. Actualmente la agricultura del Valle del Tambo es cada vez menos productiva. El proyecto Tía María generará miles de puestos de trabajo directo e indirecto que permitirá que los trabajadores puedan brindar, sobre todo, educación de calidad a sus hijos.

Superada la pandemia, no obstante, todos los daños que nos está ocasionando, quedan muchas lecciones que nos obligan a tomar las siguientes acciones: 1) las empresas mineras tendrán que adaptarse a la llamada nueva normalidad, uno de los nuevos cambios será en el cuidado de la salud como el distanciamiento social de las personas, así como el cumplimiento y monitoreo estricto con los nuevos protocolos de salud y seguridad de los trabajadores tanto en su trabajo como en su hogar. 2) el proceso acelerado de la automatización, la digitalización y el teletrabajo, procesos que no son nuevos en minería pero que han venido avanzando lentamente. Estos procesos son necesarios para alcanzar la producción de mineral requerido, con costo reducido y si fuera el caso con personal solo indispensable para las operaciones. 3) la preparación de nuevos profesionales y trabajadores, debido a las disposiciones sanitarias del gobierno (RM N°283-2020-MINSA), será necesario que los jóvenes adquieran las habilidades necesarias para asumir los roles de antiguos trabajadores, que ahora por su edad o por problemas médicos serán imposibilitados de regresar a las operaciones. 4) el gobierno, la empresa y la población en su conjunto, tienen que trabajar juntos en gestionar y resolver los conflictos sociales que están pendientes. En general, trabajar en la prevención de otros posibles que pudieran aparecer por el efecto del incremento de la pobreza, y esto puede causar mucho más el retraso de las inversiones muy necesarias para salir de la crisis, esto sería muy grave para nuestro país.

Si bien es cierto, las decisiones las toman quienes conducen el país, la sociedad en su conjunto juega un rol importante, con sus propuestas y con el apoyo a las buenas medidas que el poder ejecutivo determine. Después de la pandemia nuestros hábitos no serán los mismos, debemos ser más humildes, más reflexivos, más solidarios, a eso llamamos la nueva normalidad.

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