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¿COMUNISTA YO?

¿COMUNISTA YO?

Hay personas que, siendo comunistas, cuando se les califica como tales, se espantan. La respuesta repetida hasta el cansancio es “no soy comunista, no me confundan, soy socialista” y, seguramente creen que el interlocutor no distingue entre el genérico y una de sus variantes.
No voy a hacer en esta columna disquisiciones filosóficas ni tampoco lingüísticas, pero si hacer referencia a una anécdota atribuida a Fidel, en una conversación con un miliciano cubano, que de suyo es sabrosa y explicativa.
Se dice que el comandante Castro inquirió al camarada militante: ¿Si tuvieras dos casas, donarías una a la revolución? La respuesta clara, concisa y terminante fue SI camarada.
A continuación, preguntó Fidel ¿Y si tuvieras dos automóviles? La respuesta del aguerrido militante fue un rotundo SI.
Fidel agregó: ¿Y de tus ahorros, entregarías la mitad a la revolución? El revolucionario le dijo: Por supuesto comandante.
El comandante Fidel prosiguió con el cuestionario y preguntó: ¿Si en tú patio tienes dos gallinas, entregarías una a la causa revolucionaria? La estentórea respuesta fue un NO.
Fidel sorprendido, repreguntó: No te entiendo, si estabas dispuesto a donar una de tus dos casas, uno de tus dos autos, la mitad de tus ahorros, ¿por qué no regalar a la revolución una de las dos gallinas? El militante sin inmutarse ni pensarlo dos veces respondió: Comandante es que las gallinas si las tengo, lo demás no.
Entre las características de los seres humanos, como racionales que son, se encuentra el apego a la propiedad y a su defensa, por lo cual la respuesta del miliciano al comandante, sea o no verídica la narrativa, es elocuente.
El comunismo, como cualquier socialismo, puede ser música de los dioses para los oídos de cualquier mortal, pues se les ofrece el oro y el moro sin trabajar para conseguirlo, sin esfuerzo ni sacrificios.  Pero ello no es real, aunque si lo es cuando se trabaja para ello y cuando hay un Estado que proporciona los servicios básicos y garantiza la igualdad de oportunidades en lo que es salud y educación, pero cada uno alcanzará sus metas, según se haya esforzado para lograrlas.
Tenemos que bregar muchísimo para igualar las oportunidades de todos, pero garantizando a quienes se sacrifican para ello, que podrán satisfacer sus necesidades y la de sus familias que dependen de ellos.
Para los incrédulos, simplemente citaremos a dos gobernantes exitosos, como Sir Winston Churchill y Margaret Thatcher. El primero afirmó “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”
La segunda explicó que “El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero …. de los demás”.
Darle vueltas a todo lo antes expresado, los países con las economías más exitosas son los que han generado trabajo digno con la inversión privada, lo que ha llevado no solo a satisfacer necesidades, sino a la prosperidad de sus poblaciones.  Lo otro es cuento, aunque suene bien.

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