Los partidos “Perú Libre”, representado por el candidato presidencial Pedro Castillo Terrones y, “Juntos por el Perú” coaligado con “Nuevo Perú”, representados por Verónika Mendoza Frisch, han suscrito un acuerdo cuya intención sería blanquear al primero.
Lamentablemente para los firmantes del acuerdo, no se puede blanquear lo rojo con más rojo, pues lejos de bajarle la tonalidad la intensifica.
Seguramente con la misma intención, Pedro Castillo ha comprometido su palabra con diez puntos, que suenan a canto de los dioses, pero que no son creíbles dado los antecedentes y las juntas de quien formula el juramento.
Nos dice que garantizará la salud para todos, pero esconde que su principal socio político, Vladimiro Cerrón, cuando tuvo a su cargo la Región Junín, dejó sin concluir establecimientos de salud, que hoy habrían aliviado la pandemia en dicho departamento.
Insiste en la convocatoria a Asamblea Constituyente, a sabiendas que no se debe transgredir las reglas para modificar la Ley de Leyes que ella contiene y a sabiendas también que ello paralizaría la inversión generadora de fuentes de trabajo hasta no conocerse las nuevas reglas de juego.
Menciona que no obstaculizará a la administración de Justicia, pero ya había dicho que los nombramientos de magistrados serían por elección popular, con lo cual politiza la justicia.
Jura que respetará la libertad de prensa, pero ello no es compatible con su postulado de regularla.
Ofrece luchar contra la delincuencia y la corrupción, pero en su entorno hay condenados delitos de corrupción.  ¿En qué quedamos? ¿Será acaso que la cooperación de la excandidata sea para llevarle alguna agenda?
Proclama su condena al terrorismo, pero en su entorno hay personas que estuvieron o aún están ligadas con dicho flagelo originario de muerte y destrucción.
Expresa que respetará la propiedad, pero había anunciado expropiaciones, cuando no confiscaciones. ¿A qué nos atenemos?
Indica su voluntad de fortalecer al Tribunal Constitucional, Defensoría del Pueblo y otras instituciones del Estado. Vaya forma de fortalecimiento, que no se condice con su anterior anuncio de cerrar sus puertas.
Hace aseveraciones grandilocuentes, que son manjar de incautos, como es cerrarle el paso al autoritarismo, cuando no hay nada más autoritarios que el marxismo leninismo al que se adhiere su partido “Perú Libre”, nombre que ya es un contrasentido pues el comunismo lleva a la dependencia y no a la libertad.
Habla que se recuperará nuestra soberanía.  Quizás no se ha enterado que en breve estaremos celebrando doscientos años desde la declaración soberana de nuestra independencia del Reino Español.
Oferta la refundación del Estado, lo que también suena lindo, pero es absolutamente innecesario, solo requerimos profundizar algunas reformas y hacer las de segunda y tercera generación o que están inconclusas o que no se ha afrontado la tarea.
Como vemos, compromisos van y compromisos vienen, con la voluntad de reducir la intensidad del rojo que brota hasta por los poros, pero ello no engaña ya que los electores conocen el refrán: “la mona aunque se vista de seda, mona se queda”.