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DEL BOSQUE AL CARBONO: NUEVA NARRATIVA AMAZÓNICA PARA REVALORIZAR LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS

RCR, 08 de Setiembre 2025.- El representante del colectivo Moyobamba 500 años, David Landa, planteó en Reflexiones Amazónicas la urgencia de un cambio de paradigma: pasar de una visión centrada solo en la biodiversidad y el paisaje a una narrativa que priorice los servicios ecosistémicos que proveen los bosques amazónicos, en especial su rol como sumideros de carbono y reguladores hídricos. La Amazonía almacena alrededor de 123 mil millones de toneladas de carbono (aprox. 450 mil millones de toneladas de CO₂e), lo que equivale a varios años de emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Landa destacó que los bosques no solo concentran carbono en su biomasa aérea, sino también en raíces y suelos. En el Perú, la Amazonía contiene aproximadamente 6.9 mil millones de toneladas de carbono, equivalentes a más de 25 mil millones de toneladas de CO₂e, lo que convierte a la región en un verdadero “banco climático” de valor estratégico. “En el tema de madera, es por una sola vez: talas, vendes y se acabó. Pero al hacerlo, también descapitalizas al bosque en su capacidad de captura de carbono. Ese es el enfoque equivocado que tenemos en la Amazonía”, puntualizó.

El ecologista explicó que, mientras en el Perú todavía se desaprovecha este potencial, otros países ya avanzan. Brasil ha aprobado en 2024 una ley para regular su mercado nacional de carbono, mientras Colombia ha desarrollado esquemas de compensación que generan más de 20 millones de créditos de carbono forestal. En total, el mercado global de emisiones de carbono mueve alrededor de 95 mil millones de dólares anuales, y se estima que podría superar los 250 mil millones en 2030. Para Landa, es evidente: “El bosque amazónico en pie, como reserva de carbono, puede generar mucho más que su tala”.

No obstante, también advirtió sobre los riesgos de la falta de supervisión y regulación. En la Amazonía colombiana, Las FARC disidente como el Comando Frontera y otros se han infiltrado en áreas de proyectos REDD+ para extorsionar comunidades, mientras que en Brasil el Comando Vermelho y el Comando Capital, intentan utilizar los créditos de carbono como vía para el lavado de dinero. Esta criminalidad amenaza con desestabilizar un mercado que debería estar al servicio de la justicia climática y no del crimen organizado. De hecho, informes internacionales alertan que hasta un 15% de los créditos voluntarios en circulación global presentan problemas de trazabilidad o inflaciones de cálculo.

Finalmente, Landa llamó a consolidar políticas regionales en San Martín y en toda la Amazonía peruana que otorguen un valor real a los servicios ecosistémicos. Solo en 2024, el Perú perdió alrededor de 170 mil hectáreas de bosques, una cifra que compromete su papel como sumidero de carbono y fuente de agua. Invertir en la conservación del carbono y del ciclo hídrico, remarcó, puede ser mucho más rentable: una sola hectárea amazónica madura contiene entre 150 y 200 toneladas de carbono, equivalentes a 5,500 a 14,000 dólares en créditos climáticos al precio actual de los mercados voluntarios. “Conservar el carbono no es un costo, es la mejor inversión para el futuro del planeta y para el bienestar de nuestras comunidades”, concluyó.

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