Fuente : Diario Pregón 

Ciudadanos y comerciantes salieron a las calles de Abancay para hacer sentir su disconformidad con las nuevas restricciones que se impuso a la región Apurímac por encontrarse en un nivel extremo de contagio de COVID-19, el cual tiene un impacto negativo sobre los diversos comercios a los cuales se restringió sus servicios en esta cuarentena.

La protesta se inició desde el frontis de la iglesia de Guadalupe con más de un centenar de personas que claman trabajar libremente para que el pan no haga falta en sus mesas, así mismo indican que no confían que esta medida sea solo de 15 días sino más bien, podría ampliarse que sería la intención de este gobierno que nos quiere matar de hambre.

Prácticamente ayer se observó que muchos comercios tuvieron que cerrar sus puertas, tales como los de venta de ropa, artículos de plastiquería, celulares, bazares, librerías entre otros, que ahora se ven perjudicados en estos 15 días de inmovilización social obligatoria. “Con todos los protocolos como los veníamos haciendo podíamos trabajar cuidándonos pero no entiende esta prohibición a los comercios y no generamos aglomeraciones”, dijeron los molestos comerciantes.

La cantidad de transeúntes también se vio disminuida durante todo el día de ayer y las ventas se vieron afectadas en los rubros permitidos, que esperan atender a la población que lo requiera porque el tránsito no está prohibido.

Todas estas circunstancias hicieron que este grupo de personas salgan a las calles a protestar solicitando al Estado Peruano flexibilice estas restricciones para que puedan trabajar cumpliendo los protocolos.

Prácticamente este es un tema que deben analizar bien las autoridades, ya que de por medio también está la salud y vida de las personas que en estos últimos das siguen sucumbiendo ante esta segunda ola del COVID-19. Es decir buscar el equilibrio también para que los comercios no se perjudiquen en esta cuarentena que no se sabe su finalización.