Fuente:  La República 

Entrevista a Carlos Tapia. Sociólogo, especialista en terrorismo y excomisionado de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.

Para Carlos Tapia, la anterior contratación de la sentenciada por terrorismo Nancy Madrid Bonilla por parte de la legisladora del Frente Amplio María Elena Foronda es una tremenda equivocación que exige de la izquierda un pronunciamiento fuerte y claro.

Es un error político grave, no solo para la congresista sino para todo el Frente Amplio que dirige el padre Arana y que también afecta a toda la izquierda. No sé si podría considerarse algo como claramente ilegal, porque la decisión de que exterroristas no pueden trabajar en el Estado ha sido recientemente aprobada. Pero políticamente hablando es un gran error. En el Congreso, que es el foro político del país, no pueden cometerse ni ingenuidades ni grandes errores así.

Cuesta creer que sea una simple ingenuidad.

En efecto. No parece ingenuidad porque la congresista ha señalado que (Madrid) ya había cumplido la pena y pagado la reparación civil…

Lo que significa que ella estaba al tanto de su pasado.

Claro. Por eso es un error. Llama la atención que en el Frente Amplio ha habido otras opiniones descabelladas. Alguien dijo que se debería liberar a Abimael Guzmán. Estos son errores que comprometen a todo el imaginario izquierdista en el país.

¿Cuál debería ser la respuesta de la izquierda?

Debe haber un pronunciamiento del FA. Y también hay que pedírselo a las demás agrupaciones de izquierda. Porque de lo contrario va a parecer que la izquierda calla porque tiene compromisos escondidos. Es algo que fácilmente puede ser utilizado por la derecha más ultra. El daño no es solo para la congresista involucrada.

¿Pero cómo es que se puede cometer un error tan grave?

Porque existe una visión equivocada. Si bien es cierto los condenados por terrorismo tienen el derecho de buscar resocializarse, también tienen que saber respetar las decisiones del Estado peruano. Y el Estado ya dijo que no pueden desempeñarse en ciertos sectores. Además tienen que tener sentido común: no pueden trabajar en el Parlamento sentenciados por terrorismo.

En un Congreso contra el que querían atentar.

Claro. Ellos (MRTA) querían simular lo que hicieron los sandinistas con Somosa, que tomaron el Congreso, secuestraron a congresistas y buscaron canjearlos por sus presos. El MRTA quiso tomar el Congreso antes del asalto a la residencia del embajador del Japón. ¿Cómo una congresista, que quiere afirmarse en el régimen democrático, puede provocar así? Están provocando que el adversario saque ventaja. Es un tema delicado.

Ahora, también es verdad que no hay política real de reinserción social.

Hay que reconocerlo. No está clara la visión en el Estado sobre qué se debe hacer con los presos por terrorismo que, cumpliendo su pena, salen.

¿Cómo evalúa la posición actual de la izquierda peruana frente al terrorismo?

La izquierda primero se puso neutral ante la lucha armada. Posteriormente, tuvo un comportamiento democrático. Mire algo: somos el único país en el que las Fuerzas Armadas –en comparación con otros países en la lucha contra la subversión terrorista– no actuaron represivamente contra la izquierda. Compare con Chile o Argentina. Los militares entendieron que la izquierda no era el furgón de cola del terrorismo. Ahora menos.

Pero no combaten ideológicamente a los rezagos del terrorismo, ¿cierto?

La izquierda está en las organizaciones sociales, y ahí es donde tiene que darse la batalla ideológica. Movadef hace un trabajo reservado, casi secreto, ¿y quién lo combate? Tienen que ser los partidos.

Y particularmente los partidos de izquierda.

Pero claro. La izquierda tiene la responsabilidad, tenemos la responsabilidad principal de hacerlo. Porque durante muchos años vinimos planteando el camino de la lucha armada y muchos de los que se pasaron a Sendero antes eran de la izquierda.

¿Le ve futuro electoral a la izquierda peruana en las elecciones generales del 2021?

En este país no se puede predecir nada. Después de que García fue reelegido, cualquier cosa es posible. La izquierda debe avanzar hacia el centro político y apostar por un gobierno de centro izquierda.