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TONY SALAS: EMPRESAS MINERAS TAMBIÉN DEBEN INVERTIR EN AGROINDUSTRIA

Especialista en agroindustria y presidente de consultora ACM asegura que corporaciones deben ganarse la confianza y el apoyo de las comunidades campesinas.

RCR, 21 de noviembre de 2019.- Las corporaciones mineras también deben invertir en agroindustria para generar confianza y apoyo en las comunidades campesinas situadas en los alrededores de los proyectos mineros y evitar los conflictos sociales, sostuvo Tony Salas, biólogo especialista en agroindustria y presidente de la consultora ACM-Agribusiness Consulting & Management, a través de Red de Comunicación Regional (RCR).

“La minería y la agricultura son dos actividades que comparte en el mismo territorio y están obligadas a convivir y tienen que encontrar un modelo para la repartición de beneficios. Siempre se ha visto la minería como una empresa extractiva y corporativa que solo entra para ganar dinero hasta su cierre”, indicó el especialista.

En ese sentido, destacó “el lanzamiento del modelo ‘Agrominas’, que está enfocado en las coexistencia de los dos sectores. Los mineros tarde o temprano van a tener que invertir en agricultura, porque no solo es rentable como lo demuestra el crecimiento de la agro-exportación que es una actividad que involucra un montón de mano obra”.

“Los pobladores rurales no están participando de ese boom agroexportador. Hay siete mil millones de dólares de exportación de 300 millones con los que empezamos hace 20 años. Somos unos capos mundiales en espárragos, mangos, paltas y arándanos, pero todo eso se produce en la Costa, en 120 mil hectáreas. El 90% de ese boom no ha sido partícipe de las zonas alto-andinas ni de la Selva y la idea es como los hacemos partícipes y los integramos”, dijo.

Remarcó que “la gente es pobre porque no tiene acceso a los mercados, a los recursos financieros, tecnológicos, educativos”. “Si establecemos un modelo que acerque a los productores al mercado y le permita acceder a esas innovaciones tecnológicas existe la posibilidad de que se generen empresas de desarrollo en esa zona. Tiene que haber una empresa agrícola funcionando en la zona, financiada por la minería, porque la agricultura es un negocio rentable. La minería sería la locomotora que articularía a todos estos pequeños productores”, indicó.

“El sector público tiene que preparar el terreno, no pueden ir al Valle del Tambo y entregarle la licencia a alguien solo por presentar su trabajo previo, porque si invitan a los inversionistas primero deben preparar la casa. Si la mayoría de los pobladores que protestan se dedica a la agricultura por qué primero no solucionamos el tema agrario. Los pequeños productores siembran arroz, ajo y papa, pero no ganan plata con esos sembríos.

Señaló que “si esperamos que el sector público prepare la casa nos vamos a morir todos. Es el sector privado el que tiene que invertir en agricultura, para hacer minería, porque no queda otro camino. Por ejemplo, desde el momento en que hay una inversión, una empresa minera podría comprar dos mil 500 hectáreas para sembrar aceite de olivo y capacitar a los campesinos de la zona en la exportación de aceite de olivos y de esa manera acabar con la pobreza”.

Desinformación y pobreza

El especialista en agroindustria advirtió que “hay un montón de desinformación que es capitalizada por esos pequeños grupos que quieren vivir de la sostenibilidad de la pobreza.  Ahora, la confianza se gana cuando yo me baño en el mismo río en que te bañas tú. Si la minería no invierte en agricultura, no le está demostrando confianza al pequeño productor”.

“Un ejemplo uno, es cuando se dice que las aguas están contaminadas con boro, pero no se sabe que las aguas tienen boro porque la tierra de la zona tiene boro. Entonces, la mina todavía no ha entrado, pero se corre la voz de una contaminación de boro. Otro ejemplo, es cuando se dice que la mina contaminará el agua, aunque la mina tiene previsto obtener agua desalinizada del mar”, mencionó.

Afirmó también que “es necesario cambiar la actual ley de minería para establecer la firma de acuerdos con anticipación y sobre esta base ejecutar los proyectos mineros. Eso genera confianza, porque la gente está harta y no confía en lo que le prometen. Lamentablemente el poder Ejecutivo y en algunos casos las corporaciones no han sabido cumplir con los acuerdos y eso ha generado mucha desconfianza que erosiona todo tipo de voluntad para el desarrollo”.

Lamentó también que el Estado no cumpla con su responsabilidad de combatir la minería ilegal, que “contamina el ambiente en todo el país, pero todo el mundo se la agarra con las corporaciones que sí pagan impuestos y a las que pueden seguir exprimiendo”.

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