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SE NOS HA IDO UN GRANDE DE LA LITERATURA PERUANA

  • Por: Francisco Pantigoso Velloso da Silveira

Lima, 15 de marzo de 2024.- Mi padre, Manuel Pantigoso Pecero ha fallecido (Lima, 1936). Con él queda un legado enorme a la cultura, porque fue poeta, dramaturgo, filósofo, crítico de arte, académico de la Lengua, gestor cultural, periodista.

Provenimos de una familia de artistas. Mi abuelo -su padre-, fue Manuel Domingo Pantigoso, notable pintor de la época de oro de los independientes y Premio Nacional de Pintura de 1990. De él proviene la fecunda creatividad de mi padre.

Mi padre también fue Miembro Correspondiente de la Academia de Letras de São Luiz de Maranhão (Brasil) y obtuvo los Premios Nacionales Javier Prado (1970) y de Teatro Escolar (1980 y 1983); las Palmas Magisteriales del Perú en el Grado de Maestro (2000); el Premio Internacional Publicación Thesaurus de Poesía (Brasilia, 2008); así como la “Médaille de l’Assemblée Nationale Française” (París, 2009).

El año pasado, el Estado Peruano le otorgó la “Orden al Mérito por Servicios Distinguidos en el Grado de Gran Oficial” por su fecundo aporte a la cultura y a la educación en el Perú, a través de no menos de 100 libros de su autoría.

En sus poemarios se destacó el rigor de la palabra, plena de sensibilidad, con hondo pensamiento filosófico y compromiso con la historia y el país. Ejemplos de ello son: Salamandra de Hojalata, Sydal, Reloj de Flora, Contrapunto de la Mitomanía, Nazca, Amaromar, Arte-Misa, Calicantos de la Pared del Viento, Sueños al canto (antología), En-clave de sol del color (francés-español), Antología Pessoal (portugués-español), Retablo de la Naturaleza, Los siete universos del Jardín de Magdalena. En 1997 fue propuesto para el Premio Reina Sofía de España.

Recogió mi padre de mi abuelo la misión de los Pantigoso: “ser sacerdotes de la belleza y la cultura”. Y lo supo hacer de la forma más honda, honesta y humanista.

Adiós padre. Queda en nosotros y en el Perú entero tus enseñanzas. Tu legado recién comenzará a revisarse a fondo y trascender por tu universalidad. Gracias por tanto. Nunca te has ido, porque queda tu palabra. Como dijo alguna vez el español Jorge Guillen de tu legado: “Su obra, querido amigo, me estremece, me emociona porque no se agota; se la paladea lentamente y se descubren nuevos sabores. Siento que ella representa el gesto heroico y espiritual de América, siempre audaz y renovadora. Gracias Manuel por su lenguaje nuevo”.