RCR , 10 de Febrero 2021 .- Humberto Castillo Martell, médico psiquiatra y director del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado – Hideyo Noguchi”, sostuvo que la mejor manera de cuidar nuestra salud mental es hacer actividades físicas y aprender a relajarnos ante el estrés causado por la pandemia del COVID-19. En el plano social destacó la importancia de no perder la esperanza ycultivar la solidaridad para salir adelante todos juntos.
“En el plano individual debemos cuidar la salud mental mantenernos activos físicamente, aprender a relajarnos, a controlar nuestras emociones, acompañarnos. El otro punto es detectar oportunamente cuando aparece un trastorno mental y buscar ayuda en los centros de salud mental comunitarios que son casi 200 en el país. En el Instituto de Salud Mental estamos apoyándolos para que puedan desarrollar sus actividades de forma virtual”, dijo a través de Red de Comunicación Regional (RCR).
“Un tema clave es la esperanza y otra es la solidaridad, no vamos a derrotar al virus si no somos solidarios. El Estado tiene que ser justo, pero también la comunidad tiene que ser más solidaria. Eso nos permite tener una mejor respuesta. Cuando hay desesperanza e individualismo nos llevaría a una cultura de naufragio y sálvese quien pueda y eso es lo que tenemos que evitar”, indicó.
“La magnitud del estrés varía mucho y no podemos manejar a todas las personas con el mismo corte. Hay personas que toleran altos niveles de estrés y hay personas que toleran poco. Eso va a depender para que se active un trastorno mental. Por ejemplo, todos podemos ponernos tristes y otra cosa es la depresión que es dificultad para salir de la tristeza”, afirmó.
El doctor Castillo explicó que en la salud mental de las personas es importante diferenciar las emociones adaptativas y las emociones patológicas, que requieren de algún tratamiento.
“No todo estrés es dañino, sino que hay mucho estrés que nos ayuda a adaptarnos a los cambios. Y hay algunas emociones desencadenadas por el estrés que activan patrones emocionales sintomáticos que en ese caso requieren de atención”, precisó.
“Lo primero que observamos es que esta cuarentena no está teniendo el mismo nivel de cumplimiento que la primera cuarentena. Estamos viendo que hay una conducta de desacato,
de exposición al riesgo, una conducta de desobediencia de las normas. Cuando se lanza la alerta, hubo cierta indiferencia. Cuando el virus llega acá hay una primera respuesta de temor y se da mayor cumplimiento. Luego de eso, empezamos a ver que algunas personas ya no pueden resistir las medidas y buscaban regresar a sus ciudades y salen a cuidar sus negocios”, dijo.
Manifestó que ahora las personas van a entrar a una especia de balance de riesgo, entre el temor de contagiarse o satisfacer sus necesidades vitales, entre morir de la enfermedad o morir de hambre. “Luego, observamos que el miedo va coexistiendo con esa urgencia de las personas. También vemos otras personas que son desafiantes y cuestionan el tema de su
propia libertad y asumen conductas rebeldes”, subrayó.
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