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Plebiscito sobre negociaciones de paz con las FARC: Histórico dilema en Colombia

Ex ministro de Interior y Justicia de ese país, Juan Londoño, explica las ventajas que implican el aval ciudadano y los riesgos que entraña el No.

RCR, 29 de agosto de 2016.- Las encuestas más serias y confiables sobre el plebiscito que se realizará en Colombia para aprobar o rechazar el acuerdo definitivo de paz alcanzado con las FARC, muestran una ventaja del Si en la intención de voto, destacó Juan Fernando Londoño Hoyos, ex ministro de Interior y Justicia de ese país.

En entrevista a RCR, Red de Comunicación Regional, el analista político dijo que el acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno colombiano y las FARC -conflicto armado que tiene una antigüedad de 52 años y dejó un saldo estimado de ocho millones de víctimas entre desplazados, muertos y heridos- permitirá al país entrar a una nueva etapa en su historia para la construcción de una sociedad en paz.

Tras casi cuatro años de conversaciones, los equipos negociadores del Gobierno de Colombia y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron el 24 de agosto desde La Habana, Cuba, que habían alcanzado un acuerdo definitivo de paz.

El cese definitivo del fuego en Colombia entró en vigor a las 00.00 horas de hoy lunes 29, en el mismo momento que el alto al fuego del Ejército, tal como el presidente Juan Manuel Santos dispuso hace unos días.

A la espera de la rúbrica formal de las más de doscientas páginas de pactos en Colombia, los colombianos tendrán la última palabra al respecto, ya que los acuerdos serán sometidos a aprobación popular en un plebiscito convocado para el 2 de octubre.

Londoño Hoyos, dijo que la aprobación ciudadana de los acuerdos alcanzados permitirá trazar una hoja de ruta de reformas en cinco aspectos: desarrollo rural que permita superar la inequidad y las brechas sociales, fenómenos que nutrieron el conflicto armado; reformas políticas para mejorar la calidad de la democracia e incentivar la participación de la ciudadanía.

Asimismo, reformas para promover la sustitución de cultivos ilegales (de coca, etc.) para su eliminación como fuente de la economía criminal; diseño de justicia especial para la paz, mecanismo mediante el cual serán procesados y juzgados los responsables de crímenes de lesa humanidad y, finalmente, implementación de un sistema para la transición e incorporación de los guerrilleros de las FARC a la vida civil del país.

Se trata, observó, de temas muy importantes para el futuro del país y que requieren del aval ciudadano, de la refrendación popular que permita la legitimación necesaria para su realización.

El ex ministro de Interior y Justicia (2002-2004) durante el gobierno de Álvaro Uribe, sostuvo que la opción del No es irresponsable con Colombia y su futuro, pues un eventual triunfo de esta posición sumiría al país en una total incertidumbre porque no existe una alternativa clara a la negociación de paz alcanzada entre el Gobierno y la organización insurgente.

Destacó que, en el último año y medio, como producto del proceso de diálogo que permitió el cese de la confrontación armada entre el Estado colombiano y las FARC, se estima que se han salvado más de tres mil vidas.

Un eventual triunfo del No, advirtió, postergaría los efectos del cese de las acciones armadas y en lugar de tener una transición rápida para que la FARC se desarme e ingrese a la vida civil –lo que ya no haría- se tendría que esperar un nuevo gobierno en el 2018 para asistir a una nueva renegociación de paz.

Aseguró que el argumento de ciudadanos que promueven el No con el fin de “mejorar el acuerdo de paz” es una falacia muy grande porque si gana el No, las FARC no van a cambiar sus términos en una eventual renegociación.

Londoño Hoyos, que fue herido en un atentado dinamitero de las FARC en el 2012, admitió que muchos colombianos tienen rencor a esta organización, pues el conflicto armado causó mucho daño y sufrimiento a su país y y no quieren que el Estado le conceda un perdón.

Sin embargo, recordó que no sólo se trata de un acto de generosidad por parte del Estado sino que también es de responsabilidad porque con el término de la guerra y el acuerdo de paz se van a salvar muchas vidas, especialmente de jóvenes que se hallan en los campos de batalla, sea en el Ejército o en la guerrilla.