María Alejandra Ormeño, jefa de Políticas Públicas del Instituto Peruano de Economía, señaló que Bolivia realiza sus elecciones presidenciales en medio de una crisis severa, con déficit fiscal, sin reservas, inflación de dos dígitos y escasez de combustibles y otros bienes esenciales. En ese sentido, afirmó que se requiere «un reacomodo fiscal», ante el fin de la bonanza de los hidrocarburos.
“Bolivia va a llegar a las elecciones este domingo, y será en un contexto de crisis económica bastante severa, ya que el país enfrenta un déficit fiscal de dos dígitos, una deuda pública equivalente al 95% de su PBI, reservas internacionales prácticamente agotadas y una inflación que en julio de 2025 alcanzó el 25%. A esto se suma, la escasez de combustibles, medicinas y alimentos golpea con mayor fuerza a los hogares más vulnerables”, dijo a través de Red de Comunicación Regional (RCR).
Precisó que gran parte de esta crisis tiene su origen en el fin de la bonanza de los hidrocarburos, considerando que Bolivia vivió un auge económico gracias a la nacionalización del gas y a precios internacionales excepcionalmente altos, lo que permitió un crecimiento anual de 5% y superávits fiscales.
“La caída de los precios desde el 2015, sumada a la falta de inversión en exploración y explotación, provocó una drástica reducción de la producción y que desde 2022 el país pasara de exportador a importador neto de hidrocarburos. El modelo económico intervencionista, basado en controles de precios y subsidios indiscriminados, ha agravado la situación fiscal, solo en 2024, los subsidios a los combustibles costaron 5% del PBI”, expresó.
Ormeño sostuvo que el tipo de cambio fijo, sumado a la escasez de dólares, ha dado lugar a un mercado paralelo donde la divisa se cotiza al doble del valor oficial. “Esto encarece las importaciones, afectando el precio de productos esenciales como alimentos y medicinas, mientras la informalidad laboral alcanza el 80% y la pobreza bordea el 40%”, afirmó.
Indicó que las reservas internacionales, que en 2014 eran robustas, se han desplomado en 85% y hoy equivalen apenas al 4% del PBI, de las cuales el 95% está en oro, un activo poco líquido. Mencionó que esto dificulta responder de forma rápida a la crisis, la falta de divisas y la persistencia de subsidios han erosionado la capacidad del Estado para sostener el gasto, mientras la economía pierde competitividad y confianza ante los inversionistas.
“El Estado está endeudado y cuanto más malos son los indicadores fiscales, es más caro endeudarse también, porque claramente los inversionistas en los países extranjeros van a ver esos indicadores fiscales y van a empezar a desconfiar del país ante la probabilidad que no pueda pagar, entonces le cobrarán más intereses, va a ser más difícil endeudarse”, anotó.
De cara a las elecciones, dos candidatos de centro y derecha encabezan las encuestas, y ambos han manifestado su respaldo a una economía de mercado. Según el Fondo Monetario Internacional, la recuperación requerirá un ajuste fiscal gradual, eliminando subsidios, reduciendo el gasto corriente y liberalizando el tipo de cambio.
“También será clave fomentar la inversión privada, que hoy es superada ampliamente por la pública, para devolver dinamismo al aparato productivo. Gradualmente se van a tener que eliminar los subsidios, se va a tener que tener un menor gasto, el Estado va a tener que gastar menos, además está el tema del tipo de cambio que sigue fijo, entonces se tiene que dar esa política de liberalización porque si no el mercado paralelo va a ser muchísimo más alto”, enfatizó.
Remarcó que, incluso aplicando estas reformas, la recuperación de Bolivia podría demorar hasta 2030, con un crecimiento moderado y una inflación más controlada. “Se necesitan reglas claras y un compromiso firme con la estabilidad económica para que el país retome la senda del desarrollo”, subrayó.