Fuente: Instituto Peruano de Economía
- En el primer trimestre creció 3.9%. Crecimiento en el segundo trimestre se vio afectado por menos días laborables y choques en las actividades primarias.
- Inversión privada crecería 8.1% en la primera mitad del año, la tasa más alta desde 2013.
- Empleo nacional aumentó en 137 mil puestos, impulsado por la recuperación de los sectores primarios, principalmente por el dinamismo de la agroexportación.
- Empleo en la capital pierde dinamismo: creció solo 0.4% en el segundo trimestre luego de crecer 1.7% en el primero.
La economía peruana creció 4.5% en junio, registrando un mayor avance que en el mes previo (mayo: 2.7%). Con este resultado, la economía acumuló un crecimiento de 2.9% en el segundo trimestre, ritmo menor al primer trimestre (3.9%), y de 3.3% en el primer semestre.
Menor dinamismo en el segundo trimestre
El resultado del segundo trimestre estuvo explicado por un menor dinamismo en los sectores primarios (1.6%) y no primarios (3.2%). El crecimiento de los sectores no primarios se dio por un avance de la construcción ante un mayor consumo interno de cemento (5.8%). Por su parte, los sectores de consumo como comercio y servicios crecieron 3.0% y 2.8%, respectivamente, en un contexto de inflación baja y avance del empleo formal. No obstante, este resultado fue menor al trimestre previo por la presencia de menos días laborables durante la Semana Santa en abril.
En tanto, los sectores primarios, se vieron afectados por la presencia de choques específicos. De un lado, la minería e hidrocarburos tuvo un ligero crecimiento de 0.6%, el cual se vio afectado por la presencia de menores leyes mineras de cobre y molibdeno en las minas de Antamina (Áncash) y Cerro Verde (Arequipa), respectivamente. A esto se suma la paralización de operaciones de hierro en Shougang (Ica) desde mayo por la presencia de fallas operativas, y de oro en Poderosa (La Libertad) durante el establecimiento de un estado de emergencia en Pataz. Por su parte, la pesca registró una caída (-4.3%), luego de crecer a dos dígitos en el primer trimestre, ante un menor ritmo de captura de anchoveta en la primera temporada en la zona norte-centro, la cual concentra más del 90% de la captura nacional.
Según componentes del gasto, la inversión privada habría mantenido su dinamismo, mientras que el consumo privado y el gasto público se desaceleraron. En el segundo trimestre, la inversión privada habría crecido 7.5%, acumulando seis trimestres consecutivos de crecimiento. Con ello, acumularía un avance de 8.1% en la primera mitad del año, la tasa más alta en un semestre desde el 2013, sin considerar la recuperación tras la pandemia. Por su parte, el consumo privado habría crecido 3.2%, ritmo menor al del trimestre previo (3.8%). Asimismo, el gasto público registró un menor ritmo de crecimiento explicado por un avance más moderado de la inversión pública (5.0%), luego de crecer a dos dígitos en el primer trimestre.
Empleo nacional impulsado por sectores primarios
En el segundo trimestre, el empleo total a nivel nacional creció 0.8%, con lo que se crearon 137 mil puestos de trabajo. Sin embargo, este ritmo fue menor al del trimestre previo, debido a la desaceleración del empleo urbano: creció 0.9%, frente al 1.7% del primer trimestre. Ello contrastó con una ligera recuperación en el área rural (0.2%), luego de la caída registrada el trimestre anterior (-0.4%). Aun así, el empleo creció en 22 de las 27 principales ciudades del país, entre las que destacan Pucallpa (10.9%), Huancavelica (7.1%), Puerto Maldonado (6.7%) y Chachapoyas (6.3%). En cambio, en Lima Metropolitana, el crecimiento se moderó a 0.4% en el segundo trimestre, luego de avanzar 1.7% en el primero.
Los sectores primarios fueron los que más impulsaron el empleo en este periodo, contribuyendo con la creación de 102 mil puestos, impulsada principalmente por la recuperación de la agroexportación. También contribuyó el aumento de trabajadores en sectores vinculados a la inversión (30 mil puestos adicionales), impulsado por la construcción, donde se expandió por tercer trimestre consecutivo (12 mil puestos), y en manufactura, que acumuló siete trimestres consecutivos de crecimiento (17 mil puestos).
El empleo juvenil continúa retrocediendo: en el grupo de 14 a 24 años se registró una reducción de 1.5%, lo que equivale a 37 mil puestos perdidos. Así, el empleo juvenil acumula doce trimestres de caída desde el 2022. Como resultado, la tasa de desempleo en la población de 14 a 24 años ascendió a 13%, la cifra más alta en al menos tres años.
Los indicadores de calidad del empleo han mejorado ligeramente en el último año. La tasa de informalidad laboral ascendió a 70.7% en el periodo entre julio 2024 y junio 2025, cifra apenas menor a la de un año antes (71.1%). El subempleo también se redujo, alcanzando una tasa de 45.5% entre julio 2024 y junio 2025, menor al 47.9% del año previo. Además, los ingresos de los trabajadores aumentaron 3.3% en términos reales -es decir ajustados por inflación- en el último año. Sin embargo, según estimaciones del IPE, estos aún se ubican 2.6% por debajo de los niveles prepandemia, con lo que los salarios de los peruanos – aunque han mostrado una importante recuperación luego de la pandemia – han perdido casi S/50 de capacidad adquisitiva desde el 2019. Este escenario revela la necesidad de un mayor impulso a la inversión privada, principal generador del empleo de calidad y mejores ingresos, así como políticas que promuevan una mayor competitividad laboral.
Perspectivas 2025-2026
Los indicadores adelantados de actividad muestran una moderación de la economía hacia julio. Según las cifras del Comité de Operación Económica del Sistema (COES), la demanda de electricidad creció 2.9%, resultado menor al de junio (3.2%). Esto está asociado a una menor demanda de electricidad por parte de los sectores vinculados a inversión (-2.4%), que considera empresas cementeras y siderúrgicas. Además, se podría acentuar una moderación del consumo privado: el índice de Big Data de Consumo del BBVA registró un ligero crecimiento de 2.3%, similar al del mes previo (3.0%) y por debajo del nivel promedio de los cinco primeros meses del año (10%). Esta desaceleración estaría explicada ante una mayor base comparativa en 2024, por el efecto de los retiros extraordinarios de los fondos de AFP entre junio y octubre sobre el consumo de los hogares.
Según nuestras proyecciones de junio, la economía peruana crecería alrededor de 3.2% en 2025, debido al mayor dinamismo de la inversión privada (6.0%) y del consumo privado (3.6%). Para 2026, el pronóstico es de 2.2%, ante el entorno de incertidumbre electoral que perjudicaría el resultado de la inversión privada (-1.4%). Estas proyecciones consideran un monitoreo constante del contexto externo en un escenario de elevada incertidumbre internacional ante las modificaciones en la política comercial de Estados Unidos y sus efectos sobre el entorno local. En ese contexto, como cada trimestre, el IPE presentará la actualización de sus proyecciones macroeconómicas en setiembre próximo.