RCR, 16 de marzo de 2024.- El reconocido poeta, escritor y crítico de literatura y teatro, Manuel Pantigoso Pecero, falleció a sus 87 años dejando un legado importante en el Perú. Su hijo, Francisco Pantigoso, recordó a su padre como un hombre dedicado a la cultura, una persona innovadora en el arte, y que a través de su vastísima trayectoria dejó muchas enseñanzas para las nuevas generaciones.
“Mi padre estuvo dedicado a la cultura toda la vida, ha sido un reconocido poeta, ganador de varios premios, últimamente premiado por el Gobierno y también ha sido un promotor cultura de vastísima trayectoria dejando muchas enseñanzas”, dijo a través de Red de Comunicación Regional (RCR).
En “La Semana” a través de RCR, Francisco Pantigoso, comentó que Manuel Pantigoso Pecero inició su publicación poética en 1977, después de ese año no paró de realizar publicaciones hasta la actualidad, asimismo, indicó que antes de su deceso seguía escribiendo una obra con tres tomos que se piensa publicar muy pronto en su honor.
“Su primera publicación poética en 1977, siempre decía que no está preparado para publicar y publica tarde, después de ello realizó publicación tras publicación, incluso en sus últimos días seguía escribiendo y hoy tiene una obra de tres tomos que pensamos publicar muy pronto en su honor”, expresó.
Remarcó que Manuel Pantigoso a lo largo de su vida se presentó en diversas conferencias a nivel mundial, también presentó sus obras siendo parte de un elenco de actuación, entre otras actividades del mundo cultural. Siempre se mostró como una persona innovadora porque siempre pensó que las artes estaban unidas.
SE NOS HA IDO UN GRANDE DE LA LITERATURA PERUANA
Por: Francisco Pantigoso Velloso da Silveira
Mi padre, Manuel Pantigoso Pecero ha fallecido (Lima, 1936). Con él queda un legado enorme a la cultura, porque fue poeta, dramaturgo, filósofo, crítico de arte, académico de la Lengua, gestor cultural, periodista.
Provenimos de una familia de artistas. Mi abuelo -su padre-, fue Manuel Domingo Pantigoso, notable pintor de la época de oro de los independientes y Premio Nacional de Pintura de 1990. De él proviene la fecunda creatividad de mi padre.
Mi padre también fue Miembro Correspondiente de la Academia de Letras de São Luiz de Maranhão (Brasil) y obtuvo los Premios Nacionales Javier Prado (1970) y de Teatro Escolar (1980 y 1983); las Palmas Magisteriales del Perú en el Grado de Maestro (2000); el Premio Internacional Publicación Thesaurus de Poesía (Brasilia, 2008); así como la “Médaille de l’Assemblée Nationale Française” (París, 2009).
El año pasado, el Estado Peruano le otorgó la “Orden al Mérito por Servicios Distinguidos en el Grado de Gran Oficial” por su fecundo aporte a la cultura y a la educación en el Perú, a través de no menos de 100 libros de su autoría.
En sus poemarios se destacó el rigor de la palabra, plena de sensibilidad, con hondo pensamiento filosófico y compromiso con la historia y el país. Ejemplos de ello son: Salamandra de Hojalata, Sydal, Reloj de Flora, Contrapunto de la Mitomanía, Nazca, Amaromar, Arte-Misa, Calicantos de la Pared del Viento, Sueños al canto (antología), En-clave de sol del color (francés-español), Antología Pessoal (portugués-español), Retablo de la Naturaleza, Los siete universos del Jardín de Magdalena. En 1997 fue propuesto para el Premio Reina Sofía de España.
Recogió mi padre de mi abuelo la misión de los Pantigoso: “ser sacerdotes de la belleza y la cultura”. Y lo supo hacer de la forma más honda, honesta y humanista.
Adiós padre. Queda en nosotros y en el Perú entero tus enseñanzas. Tu legado recién comenzará a revisarse a fondo y trascender por tu universalidad. Gracias por tanto. Nunca te has ido, porque queda tu palabra. Como dijo alguna vez el español Jorge Guillen de tu legado: “Su obra, querido amigo, me estremece, me emociona porque no se agota; se la paladea lentamente y se descubren nuevos sabores. Siento que ella representa el gesto heroico y espiritual de América, siempre audaz y renovadora. Gracias Manuel por su lenguaje nuevo”.
