RCR, 03 de Setiembre 2025.- Andrés Choy, presidente de la Asociación de Bodegueros del Perú, advirtió que la falta de acciones efectivas para enfrentar este problema desde sus inicios ha permitido que la situación se agrave y se extienda a otros sectores económicos. Las extorsiones comenzaron a afectar a los bodegueros en 2021 y desde entonces han escalado a otros sectores económicos como transportistas, peluquerías y mercados de abasto. los constantes cambios de ministros que han habido en los últimos años no ha permitido que se definan adecuadamente las políticas para combatir la delincuencia.
La situación de inseguridad se mantiene con una agresividad creciente por parte de los delincuentes, quienes ahora ingresan a las bodegas para golpear y robar directamente, a diferencia de las amenazas anteriores. El líder de la asociación afirmó que la falta de definición en las políticas gubernamentales y los cambios ministeriales han contribuido al incremento de la delincuencia, que obliga a muchos a no denunciar los hechos, ya que lo consideran una pérdida de tiempo que pone en riesgo sus negocios y su bienestar.
“Entonces vemos que realmente no vemos una solución, que se haga un programa integral. Nosotros presentamos nuestras denuncias, hay bodegas que ya no quieren hacer denuncias porque lamentablemente es una pérdida de tiempo y aparte de ello les genera una exposición de su negocio y su persona ante los delincuentes. Nosotros estamos viendo ese tema para ver cómo manejarlo”, declaró para la Red de Comunicación Regional (RCR).
En lo que va del 2025, más de 1000 bodegas se vieron forzadas a cerrar ante la ola de extorsiones acompañadas con violencia y homicidios. Choy explicó que el monto de los cupos suele ser por semana, quincena o por mes, y varía dependiendo de factores como la localización y el tipo de negocio. Informó que las zonas con mayor incidencia de extorsiones son San Juan de Lurigancho, Callao y la zona sur de Lima.
“Tenemos toda la zona de Lima Norte, la zona de San Juan de Lurigancho, Chosica, toda la zona Este, Callao y también en la zona del sur. Antes en Lima Centro no había tanta amenaza pero Lima Centro también está empezando a generar reportes de extorsión. Se había elaborado también tenía entendido un manual con apoyo del ministerio público”, detalló.
También precisó que uno de los principales problemas frente a las extorsiones es el desconocimiento de las víctimas sobre cómo actuar en el momento de ser amenazadas. Muchos emprendedores no saben cómo presentar una denuncia ni qué pasos seguir para formalizarla. A ello se suma la frustración de que, incluso cuando se logra capturar a los delincuentes, en muchos casos la Fiscalía dispone su liberación, lo que permite que continúen delinquiendo.
“Lamentablemente cuando tú haces tu denuncia y pones tus datos personales, después agarran y le dicen al delincuente tal fulano te denunció y van contra nosotros como víctimas a extorsionarnos y a pedir que quiten la denuncia. Se ha pedido que se haga una estructura de protección de datos pero definitivamente estamos viendo de que por la falta de conocimiento del bodeguero en el tema de la denuncia a veces el fiscal no lo toma en consideración y el policía tampoco”, comentó.
Choy concluyó que, en la actualidad, mantener una bodega en el país se ha vuelto insostenible debido a los elevados costos de operación y a la caída de las ventas. A esta situación se suman las constantes extorsiones, que incrementan aún más los gastos y ponen en riesgo la viabilidad del negocio.
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