RCR, 10 de octubre de 2025.- Carlos Timaná, director del Centro de Gobierno José Luis Bustamante y Rivero de la Universidad San Pablo de Arequipa, sostuvo que la vacancia de la expresidenta Dina Boluarte era inevitable debido al profundo desgaste de su gobierno y la pérdida de respaldo social y político.
“Dina Boluarte ya se había convertido en una especie de mueble viejo, es decir, ya no servía, estorbaba y había que retirarla generando las condiciones para que el Congreso aplicara la sucesión constitucional con la juramentación de José Jerí como nuevo presidente de la República”, dijo a través de Red de Comunicación Regional (RCR).
Señaló que el caso de Agua Marina, donde delincuentes extorsionaron a los artistas en un recinto militar sin que se produjera ninguna captura, fue “la gota que colmó el vaso”, al evidenciar la falta de control del Estado frente al crimen.
“A ello se sumó el creciente rechazo social y el distanciamiento de las principales bancadas, como Fuerza Popular, APP y Somos Perú, que finalmente apoyaron la vacancia. Los partidos de centro y de derecha no podían sostener una inacción tan dramática y peligrosa, especialmente en un tema como la seguridad, que será bandera en las próximas elecciones”, precisó.
Sin embargo, Timaná advirtió que José Jerí enfrenta un doble desafío: consolidar mayorías en el Congreso y evitar un estallido social en las calles. Recordó que su figura no goza de legitimidad popular, ya que llegó al Parlamento como accesitario de Martín Vizcarra, y arrastra cuestionamientos por una investigación archivada sobre presunta inconducta sexual.
“Jerí tiene habilidad política, pero deberá demostrar si tiene la capacidad para sostenerse en un contexto donde todos los congresistas creen que podrían ser presidentes. Considerando que arrastra una serie de cuestionamiento como enriquecimiento ilícito, actos de corrupción y presunta violación sexual, entonces, tendrá que consolidar mayorías en el Congreso y evitar un estallido social”, precisó.
Subrayó que la crisis política se desarrolla en un contexto de alta polarización, especialmente en el sur del país, donde persiste una narrativa de victimización en torno a Pedro Castillo. “En esa región, cualquier figura asociada a la clase política tradicional es rechazada. Se está usando la polarización como arma electoral, y eso es peligroso porque podría contagiar de violencia a nuestra política, como ocurrió en Ecuador o Colombia”, puntualizó.
