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CUSCO: VINICUNCA Y LAS MONTAÑAS DE COLORES QUE ESPERAN EL RETORNO DE LOS TURISTAS

Fuente : Agencia Andina 

En pocos años se convirtieron en los destinos más visitados después de Machu Picchu.

Ante la próxima reactivación del turismo, son muchos los destinos que se alistan para recibir visitantes que desean conocer o retornar tras vivir una experiencia inolvidable. En la región Cusco existen singulares montañas, como Vinicunca, Palccoyo y Pallay Poncho, llamadas “arcoíris” por su impresionante colorido que cautiva a los turistas y que las han posicionado, en poco tiempo, como los atractivos más visitados después de Machu Picchu.

Las citadas cumbres se encuentran en la provincia de Canchis, a poco más de 100 kilómetros al sureste de la ciudad de Cusco, en la cordillera de Vilcanota y cerca del célebre nevado Ausangate, venerado “apu” o deidad tutelar  cusqueña desde tiempos prehispánicos.

La variada gama de colores que cubre la superficie de ambos montes se debe, según la Sociedad Geológica del Perú, a una compleja historia geológica de sedimentos marinos, lacustres y fluviales. Estos sedimentos, transportados por el agua que antes cubría la zona, datan de  los periodos terciario y cuaternario, es decir, de hace 65 a dos millones de años.

El movimiento de las placas tectónicas del área elevó estos sedimentos hasta que se convirtieron en montañas. Con el paso del tiempo, los sedimentos fueron formando capas que en la actualidad se ven como franjas y los colores llamativos se deben a la oxidación de los minerales, ejercida por la humedad de la zona, y a la erosión.

Los colores que se aprecian en estos cerros y su relación con los minerales son los siguientes: fucsia y rosado (mezcla de arcilla roja, fango y arena); morado o lavanda ( una mezcla de arcilla y carbonato de calcio y silicatos); rojo (argilitas y arcillas); verde (mezcla de hierro, magnesio y óxido de cobre), mostaza o dorado (limonitas, areniscas calcáreas ricas en minerales sulfurados o combinados con azufre); blanco y crema (arenisca o arena de cuarzo y piedra caliza).

Aunque se parecen por su cautivante belleza paisajística, estos cerros altoandinos presentan algunas diferencias que vale la pena recordar.